Es una realidad innegable que el rendimiento de Wayne Rooney a lo largo de las últimas tres temporadas ha sido irregular e incluso se podría denominar como mediocre.
Sin embargo, lo que preocupa más allá del bajón en la calidad del juego del goleador histórico de Inglaterra – un lugar en la historia que se ganó a pulso y con goles- lo que hace pensar que el oriundo de Liverpool está en el ocaso de su carrera, es el hecho de que el fin de semana pasado por la fecha 6 de la Premier League, el United saltó al campo sin su capitán y en 45 minutos tenía el partido liquidado frente al vigente campeón del torneo, el flamante Leicester City.
Esta situación que atraviesa el
jugador inglés ha sido el resultado de la acumulación de unas campañas
tenebrosas, no sólo de él de manera individual sino también del Manchester
United como equipo. Y es que desde la salida de Sir Alex Ferguson en el 2013,
el más veces campeón de Inglaterra no encuentra el rumbo adecuado para volver a
levantar el trofeo liguero que ya ha alzado en un total de veinte ocasiones.
Pero centrando el tema en Rooney,
preocupa que hace más de dos años no encuentra su lugar en la cancha, no es
sólo la falta de gol que ha mostrado en los últimos partidos – lo cual le ha
evitado ser el goleador histórico del United- sino que lo que se muestra como
el principal problema para el ya veterano jugador, es que los últimos tres
técnicos lo han probado en diferentes posiciones en las que él no se siente
cómodo a la hora de desplegar su juego.
Para Moyes, Rooney debía jugar
como media punta a la espalda de van Persie, sin embargo, desde ese momento el
inglés se veía perdido en la cancha. Rooney siempre jugo de delantero centro o
de acompañante del centro atacante, pero Moyes en su incursión como técnico del
United prefirió retrasarlo un poco para darle mayor libertad al holandés. Buena
decisión, sin embargo no trajo resultados pues el United no fue un equipo
goleador.
Con van Gaal, el capitán del
United tuvo la posibilidad de jugar como centro atacante en unos cuantos
partidos, pero el técnico holandés prefirió retrasarlo un poco para que
nuevamente jugara de media punta. Al igual que a Moyes, el experimento a Louis
le salió fallido.
Ahora con Mou, el inglés no ha
tenido la oportunidad de disputar gran cantidad de minutos aun cuando el
portugués garantizo que sería el delantero del equipo junto a Zlatan, esto como
consecuencia no sólo del mal rendimiento que ha mostrado desde el inicio de la
temporada, sino también por el hecho de que al parecer está pasado de kilos y
ya no tiene la misma velocidad y explosión con la que contaba hace 10 años
cuando llego a Old Trafford.
Más allá de eso, es claro que
Rooney es un jugador que al no hallarse en el campo y al no encontrar una
posición específica lo que genera dentro del equipo es desorden a la hora tanto
de defender como de atacar, un desorden que el fin de semana no se vio contra
el Leicester, un desorden que permitió al equipo de Mou pasarle por encima a
los Foxes.
Rooney es el goleador histórico
de Inglaterra y seguramente también será el del Manchester, pero hay algo que
no se puede negar, por más ídolo que sea y por más hinchas que seamos, Rooney
provoca dentro del equipo un corto circuito que sin él permite ver a jugadores
como Mata, Rashford, Lingard y el propio Ander Herrera, que con juventud y
talento piden pista para ser el eje de un equipo que sin su capitán anda mejor.
Escrito por: Juan Pablo Perdomo Ayala, en colaboración con LA TRIBUNA.
Escrito por: Juan Pablo Perdomo Ayala, en colaboración con LA TRIBUNA.
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